A pesar de su rotunda imagen de estrella del rock, sus canciones desprenden espiritualidad: su relación con Dios suele ser, también, un asunto común en sus letras. «Dios es mi creador y trato de estar lo más cerca de Él que puedo. De Él es de donde viene mi música», afirma. Sin embargo, que sus temáticas siempre bailen al mismo son no significa que todos sus discos sean iguales. Empezando por el proceso creativo: «Todos mis álbumes tienen su propio tono, no sé cómo copiarme a mí mismo; cuando empiezo, nunca sé cómo va a acabar. Pero la experiencia siempre termina por resultar placentera. Representa cómo me siento en ese momento».
Han pasado ya tres años desde que «It is time for a love revolution» viese la luz. Y han sido tres años de búsqueda constante de paz interior, de retiro espiritual «en una caravana en la playa, en un pueblo de menos de 400 habitantes donde la gente se saluda por la calle y donde la mayoría de las veces no hacen falta las llaves ni los zapatos».
El que así habla es Lenny Kravitz. El músico estadounidense regresa con «Black and White America», álbum compuesto en las Bahamas y grabado entre las islas caribeñas y París. Esta circunstancia refleja una mezcla de culturas que el artista ha querido incluir en su último disco, empezando por el mismo título. «Lo llamé así porque es lo que soy, cómo crecí, con dos culturas diferentes... Y porque es lo que todos somos hoy», nos cuenta.
En exclusión
Lenny Kravitz es hijo de un judío blanco y de una católica negra, una combinación nada común en el Nueva York de finales de los años 60. Asegura que la condición de sus padres como pareja interracial, así como la suya propia (mestizo), le hizo sentirse exluido en innumerables ocasiones. Precisamente, la canción que da nombre al disco aborda la tensión racial que, aún hoy en día, existe en Estados Unidos. Pero a pesar de ello, y de la profunda crisis económica que atraviesa el país en estos momentos, Kravitz asegura que el suyo es un álbum optimista y que cualquiera que lo escuche «obtendrá una dosis de energía y alegría».
En cuanto a la situación de Estados Unidos, el cantante, que apoyó a Barack Obama durante las elecciones presidenciales, confía en que la solución llegará y que el actual mandatario será reelegido. «El suyo es un trabajo muy difícil, yo no lo querría. Había un gran lío cuando llegó y es muy complicado arreglarlo, pero... ¡ya veremos!».
Como es habitual, en su nuevo trabajo retorna al amor, con canciones como «Superlove» o «I can’t be without you». «Puedes escribir sobre el amor cada día durante cien años y cada cosa será distinta», explica. «Es muy interesante cómo el amor funciona en este mundo de pecado y destrucción, de corazones rotos».
Más de 20 años de carrera y 35 millones de discos vendidos dan para mucho. Durante todo este tiempo, el neoyorquino ha conocido a cientos de músicos y las colaboraciones con ellos son habituales, como la de Jay-Z y DJ Military —pinchadiscos de una pequeña discoteca de las Bahamas— en el tema «Boongie Drop», incluido en «Black and White America». Pese a ello, aún no ha tocado con todos los que quisiera. «Me encantaría trabajar con Bob Dylan. He tocado en directo con él, pero me gustaría grabar algo. Es uno de mis mayores deseos», declara.
Otros proyectos
En estos últimos años, aún habiendo permanecido apartado de la vida pública, Kravitz no ha dejado de trabajar. No sólo ha estado inmerso en la producción de «Black and White America», sino que se ha dedicado a sus otros proyectos. «Tengo una compañía de diseño, con la que estoy haciendo interiores; tengo mi fotografía...». Y tiene el cine.
En 2009 participó en «Precious», de Lee Daniels, donde su papel de John (el enfermero) fue muy bien acogido por la crítica. Ahora está en Carolina del Norte, rodando la versión cinematográfica de «Los juegos del hambre», la trilogía de Suzanne Collins editada en España por RBA en 2009. «Gary Ros, el director, me llamó y me ofreció el papel, así que me leí los libros y me pareció interesante. Gary había visto “Precious”, le encantó mi trabajo en la película y me dijo que yo tenía que interpretar el papel de Cinna. Como me gustó el libro y me gusta el trabajo de Gary, acepté», cuenta Kravitz. Dice que disfruta interpretando, y que incluso querría hacerlo más a menudo, pero no en exclusiva. «Es más bien algo que me gustaría añadir a mis proyectos», confiesa.
En el futuro
Por el momento, la música dirigirá su camino en los próximos meses. Brasil será el primer país en ver en concierto al músico estadounidense, que tocará en el Rock in Río de Río de Janeiro el próximo mes de septiembre. Después, una larga gira por Europa que, por ahora, no incluye España. «No puedo ir a todos los sitios al mismo tiempo, pero habrá dos o tres partes del tour, así que en la segunda parte iré donde no pude ir en la primera. Desde luego, me gustaría poder ir a varios lugares de España», asegura. Mientras llega ese día, tendremos tiempo para aprendernos las letras.
Zoë Kravitz, tras los pasos de papá
ABC
2 comentarios:
pues si el papa ha decidido eso me parece bien porque si no tenia fuerzas para seguir...
ha echo bien en dejarlo ahora tenia que venir un papa un poco mas joven :)
Ami me parece bien que el papa se retire , porque si lla se encuentra mayor.. ami me pareceria bien que el nuevo papa fuera un poco mas joven para que dure mas en el cargo. y tambien me pareria bien que el nuevo papa fuera español .dani
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