HABEMUS PAPAM: FRANCISCO I
En la noche más especial y alegre de Roma en el
siglo XXI, después de resonar las campanas con alegría, el cardenal francés
Jean-Louis Tauran, como cardenal protodiácono, salió al balcón ante el
pueblo eufórico que ondeaba banderas de todas las nacionalidades,
reunido en la Plaza de San Pedro, llegado a la carrera de toda la ciudad. Tauran
dijo en latín, dejando pausas y espacios que aumentasen la emoción:
"Annuntio vobis gaudium magnum. ¡Habemus Papam! Eminentissimum ac reverendissimum dominum Georgium Marium..."
"Annuntio vobis gaudium magnum. ¡Habemus Papam! Eminentissimum ac reverendissimum dominum Georgium Marium..."
El cardenal Bergoglio dio la sorpresa absoluta: el arzobispo de Buenos Aires, del que se decía que quedó segundo en el Cónclave de 2005 es el nuevo Papa.
Nadie lo esperaba: por su edad ya avanzada, por su procedencia (había hispanos y latinos que parecían más "papables"), por ser ¡jesuita!
Cada cardenal le ha ofrecido antes su obediencia y fidelidad, después de revestirse. Ha pasado, según la nueva normativa, unos instantes en oración de camino hacia el balcón, en la Capilla Paolina, ante el Santísimo Sacramento,
Es la primera tarea del Pontífice ante su pueblo reunido orar por ellos con su primera bendición "Urbi et Orbi". El Protodiácono, el cardenal Tauran, anunciará también la indulgencia papal que lleva implicada la bendición, como se hace habitualmente en Pascua y en Navidad.
La Plaza de San Pedro, que ha estado abarrotada y masificada
durante toda la tarde, ha estallado de júbilo al conocer al nuevo Papa que,
cumpliendo con la tradición, ha pronunciado una primera bendición urbi et
orbi esta misma noche. Miles de ciudadanos romanos y fieles de todo el
mundo, incluidos argentinos que han hecho ondear sus banderas, no han querido
perderse un momento histórico, el primero en 600 años en el que dos Papas
convivirán en el tiempo.
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